2.15.2010

Hombre, rayo, felpa, sed...

No sabía si había alguien adentro, ni siquiera si estaba invitada. Unos segundos antes miles de pensamientos comenzaron a brotar de mi cabeza, como si todo lo pre-meditado hubiese sido tirado por la borda, con la mano en el frío picaporte, un escalofrío me recorrió desde la punta de los pies hasta la nuca, provocandome un fuerte suspiro como para alentarme. Tantos planes, tantos meses de meditar la acción qué en el momento ya no sabía que iba a pasar, con qué me encontraría. ¿Y si me había equivocado en algo? Tendría que reaccionar, y así definitivamente no me serviría de nada los planes. Era mi primera vez, sólo tenía que abrir. Al abrir me encontré con oscuridad, y enseguida prendí las luces. Las observé a todas, sentía que sus dos pequeños ojos estaban fijos en cualquiera que fuere algún movimiento que hiciera. Siempre les había temido, desde tan pequeña tenía miedo a sus picazones, se merecen respeto al pasar casi corriendo en sus ocho patas. Entré la silla y me senté, y estuve durante un día sentada, con mi canasta con comida y mi libro. Al principio me gobernaba una paranoia, después comprendí, ellas también me temían.




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I told you once, i told you twice, the merry blues

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