5.24.2009

Aimer, aimer, aimer



Inocencia. Es un mensaje de la vida. Corazones, miradas inocentes. Un niño, un alma que aún no es corrompida. Un animal, es inocente por su falta de razonamiento.
Cuando conocen al mundo las almas comienzan a encontrar su verdad. La verdad de cada una. Libremente las almas pueden elegir, es natural. Pero se va desvaneciendo la inocencia, de a poco, ni siquiera podemos mirar atrás y darnos cuenta. No vemos que mientras que acá sale el sol, allá está anocheciendo, y la luna comienza a mostrarse.
Cuando en nosotros sale un sol al conocimiento verbal, real; vamos olvidando la inocencia, perdiendo si se puede decir. ¿Quién se absuelve?

Se van consumiendo las horas, los días. Intentar que no se torne demasiado insoportable la rutina, y en el momento justo donde necesitamos parar para mirar hacia atrás y a los costados, aparece la oportunidad. Siempre está la oportunidad, a veces, tan estresados, no la podemos ver. La creemos difícil, imposible. Pero en realidad es nuestra falta de convicción la que nos hace perder las oportunidades. Nuestras inseguridades.
Inseguridad, también comienza con I, como Idiota, como Impaciencia, como Inocencia. La inseguridad, tal vez el sentimiento más allegado a todos los humanos, es el que nos priva de demasiadas cosas, pero también nos hace comprender y entendernos.

Luces

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