Me voy a acostar y los llamo. Tal vez ella asoma la cabeza, el ruido le llama la atención y sus grandes ojos celestes fugazmente se dirigen a mí, con intensidad, con cierto aire de curiosidad, y otro de sensatez.
Si bien, en un principio se quedan ahí, inmóviles a veces mirándome o simplemente, son tan indiferentes que me desilusionan; no creo que me frustren, voy a seguir intentándolo. Y el ruido no cesa ni un segundo, sigue más furiosamente. Él se acerca, me mira atentamente con una mirada que repite ‘¡acá estoy! ¿qué querés?. Nada, a vos, sólo un rato. Podes ser libre más tarde, pero ahora te quiero conmigo.
Después de un rato lo convenzo, y él viene, se acuesta al lado mío y comienza con un ronroneo incesante. Sí, siempre fue y será un mimoso, lo conozco.
A su vez, se acerca ella, siempre alerta, siempre pendiente a cualquier sonido que detenga su paso y le llame la atención, siempre tan curiosa. Sube y comienza a querer meterse en cualquier recoveco que encuentre, intenta y cesa, intenta y cesa. A continuación se cansa y se acuesta, cerca de mí, al lado de él.
Se besan, se acarician, y se duermen.
Todos parecen pensar que soy vaga, no me importa, pienso que ellos están locos. LOCOS.
De mi vagabundez todos opinan, sabes? Respecto a él, no te conflictues, bésalo, acaricialo, desnúdalo, vuélvelo a vestir. Goza! para eso estás en este mundo.
ResponderEliminarlolito y lolita y anifled , los amo a los tres
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