No sé bien a donde voy, pero voy a tratar llegar al reino, si puedo. Porque hace que me sienta un hombre.
Cuando me meto un pico en la vena y les digo que las cosas ya no son igual. Cuando me alucino y me siento hijo de Jesús, y supongo que no sé.
Tomé una gran decisión, voy a tratar de anular mi vida, porque cuando la sangre empieza a fluir, cuando sube hasta el cuello de la jeringa; cuando estoy cercando a la muerte, nadie puede ayudarme, ni ustedes, ni todas las dulces chicas y su dulce conversación. Se pueden ir todos de paseo, y supongo que no sé.
Desearía haber nacido hace mil años, haber navegado los oscuros mares en un gran clíper; ir de un país a otro con gorra y traje de marinero, lejos de la gran ciudad donde un hombre no puede ser libre de todos los males de esta ciudad ni de él mismo, ni de los que lo rodean, y supongo que no sé.
La heroína es mi muerte, la heroína es mi esposa y es mi vida, porque una dosis en mi vena va hasta el centro de mí cabeza y entonces me siento mejor que muerto. Porque cuando el caballo empieza a fluir ya no me importan en absoluto todos los payasos de esta ciudad, ni todos los políticos haciendo un ruido infernal, ni todos cargándose a los demás, ni todos los cadáveres amontonados en pilas.
Porque cuando el caballo empieza a fluir ya no me importa nada, cuándo la heroína está en mi sangre y esa sangre está en mí cabeza; entonces doy gracias a Dios por sentirme tan bien como muerto. Doy gracias a Dios por no estar conciente. Doy gracias a Dios de que nada me importe y supongo que no sé.
Cuando me meto un pico en la vena y les digo que las cosas ya no son igual. Cuando me alucino y me siento hijo de Jesús, y supongo que no sé.
Tomé una gran decisión, voy a tratar de anular mi vida, porque cuando la sangre empieza a fluir, cuando sube hasta el cuello de la jeringa; cuando estoy cercando a la muerte, nadie puede ayudarme, ni ustedes, ni todas las dulces chicas y su dulce conversación. Se pueden ir todos de paseo, y supongo que no sé.
Desearía haber nacido hace mil años, haber navegado los oscuros mares en un gran clíper; ir de un país a otro con gorra y traje de marinero, lejos de la gran ciudad donde un hombre no puede ser libre de todos los males de esta ciudad ni de él mismo, ni de los que lo rodean, y supongo que no sé.
La heroína es mi muerte, la heroína es mi esposa y es mi vida, porque una dosis en mi vena va hasta el centro de mí cabeza y entonces me siento mejor que muerto. Porque cuando el caballo empieza a fluir ya no me importan en absoluto todos los payasos de esta ciudad, ni todos los políticos haciendo un ruido infernal, ni todos cargándose a los demás, ni todos los cadáveres amontonados en pilas.
Porque cuando el caballo empieza a fluir ya no me importa nada, cuándo la heroína está en mi sangre y esa sangre está en mí cabeza; entonces doy gracias a Dios por sentirme tan bien como muerto. Doy gracias a Dios por no estar conciente. Doy gracias a Dios de que nada me importe y supongo que no sé.
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